El tiempo que nuestros hijos dedican en casa al trabajo personal y
estudio es un tiempo que se comparte con las horas dedicadas al ocio o a
actividades extraescolares afines a los intereses personales. Cuanto más
eficazmente aprovechen el tiempo de estudio, más tiempo libre obtendrán. Y
esto, aunque pueda parecer lo contrario, es deseable. Necesitan tiempo libre
para descansar, para entretenerse en actividades lúdicas o culturales que les
atraen, para jugar cuando son pequeños...
- Es importante que desde el principio de curso quede establecido un horario de trabajo explícito que determine la hora de inicio y el tiempo de referencia que se dedicará al trabajo. Si algún día las tareas se acaban antes de tiempo, debería establecerse la costumbre de dedicarlo a la lectura recreativa o de repaso con el fin de evitar que, por acabar rápido su tarea, realice ésta de manera descuidada. Así desarrollaremos en nuestros hijos algunos hábitos que, si se inician en los primeros cursos, quedarán muy arraigados y facilitarán su esfuerzo para el estudio.
- Pero, si por un lado intentaremos que haga su trabajo bien hecho, también intentaremos que no dedique a éste más tiempo del necesario. Por ello será un reto constante acabar la tarea en el tiempo de referencia preestablecido.
- Aunque puede variar en función de la jornada escolar de los niños, el tiempo de referencia que podemos considerar como razonable en función de la edad, durante los cinco días hábiles de la semana, puede ser: entre una media hora diaria en el primer curso y una hora y cuarto en el último curso.
- Durante el fin de semana puede usarse algún tiempo como comodín para acabar algunas tareas.
- El horario de estudio de cada día conviene establecerlo de común acuerdo con nuestros hijos y muy especialmente si son adolescentes. Para decidirlo consideraremos, además del tiempo de referencia según su edad, las siguientes circunstancias:
- Las horas ocupadas por actividades habituales sujetas a
horario, como pueden ser el horario escolar, las horas de comidas y cenas y la
participación en actividades recreativas o de formación extraescolar.
- La alternancia de tiempos de trabajo y de descanso, de manera que el rendimiento del tiempo de estudio sea óptimo. Hay que evitar, por ejemplo, que haga sus deberes inmediatamente después de llegar del colegio. Vale la pena que descanse un rato.
- Que se distribuya a lo largo de todos los días de la semana para evitar acumular mucho tiempo en algún día, lo cual produciría seguramente una disminución del rendimiento.
- Evitar en lo posible que sea inmediatamente después de las comidas por la somnolencia que puede producir la digestión.
- La alternancia de tiempos de trabajo y de descanso, de manera que el rendimiento del tiempo de estudio sea óptimo. Hay que evitar, por ejemplo, que haga sus deberes inmediatamente después de llegar del colegio. Vale la pena que descanse un rato.
- Que se distribuya a lo largo de todos los días de la semana para evitar acumular mucho tiempo en algún día, lo cual produciría seguramente una disminución del rendimiento.
- Evitar en lo posible que sea inmediatamente después de las comidas por la somnolencia que puede producir la digestión.
- El horario establecido debe marcar una pauta lo suficientemente estable como para ser determinante en la creación de hábitos pero, a la vez, lo suficientemente flexible como para que permita a nuestros hijos acomodarse a diferentes contingencias que pueden presentarse a lo largo de las semanas.
Finalmente vale la pena establecer algunas costumbres
sobre como distribuir el trabajo durante el tiempo de estudio. Son
estrategias puntuales que pueden hacer más rentable el tiempo dedicado al
estudio:
- Antes de empezar, dedicar unos minutos, pocos, a decidir el orden en que se harán las diferentes actividades de trabajo o estudio si las hubiere.
- Hacia la mitad del tiempo dedicado al trabajo, hacer una pausa de no más de cinco minutos para relajarse. Puede, por ejemplo, ir al lavabo, escuchar una canción, dar una vuelta por la casa, etc.
- Si ha de hacer más de una actividad, empezar dedicando
unos minutos a la que resulte menos penosa, seguir con la que requiera más
concentración y esfuerzo y dejar para el final, si las hubiere, otras que no
necesiten mucha concentración.
- No aplazar las tareas hasta el límite del plazo de tiempo disponible para su finalización. Más bien distribuirlas según su dificultad a lo largo de los días y con la idea de hacerlas cuanto antes. Sigue siendo válida la frase popular "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy".
- No aplazar las tareas hasta el límite del plazo de tiempo disponible para su finalización. Más bien distribuirlas según su dificultad a lo largo de los días y con la idea de hacerlas cuanto antes. Sigue siendo válida la frase popular "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy".
A pesar de que el título del artículo parece indicar lo contrario,
y para evitar confusiones, quiero acabar llamando la atención de los padres
respecto al hecho de que el objetivo es que los hijos sean capaces de
establecer su horario de estudio y cumplirlo con autonomía como estrategia
para llegar a culminar sus estudios con éxito. En este sentido les animaría a
ir pasando sucesivamente por las siguientes fases:
Planificar
su horario de estudio. Planificar con nuestro hijo su horario de estudio.
Colaborar con nuestro hijo en la planificación de su horario de estudio.
Conocer el horario de estudio que nuestro hijo ha planificado.
Artículo de José María Lahoz García, publicado en solohijos.com
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